martes, 1 de febrero de 2011

AJi ME GUSTA

“El gusto por comer ají, esta en las sensaciones fuertes, en el mismo sentido que el terror inicial que provoca la montana rusa o el salto en paracaídas se termina convirtiendo en placer.  Se puede disfrutar del hecho que el cuerpo indique peligro mientras que la mente sabe que en realidad no lo hay. Por otra parte, las diversas experiencias bucales dolorosas que produce el ají pueden provocar que el cerebro intente atemperar el dolor mediante la secreción de opiáceos endógenos, substancias parecidas a la morfina producidas por el cerebro. Existen evidencias de que, como la morfina, estos opiáceos cerebrales reducen el dolor, y en niveles muy altos, lleguen incluso a producir placer.”
Paul Rozin

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