lunes, 31 de enero de 2011

De las letras a la Acción

Me dispongo a escribir alguna cosa sobre cocina, sobre alimentos,  cojo lápiz y papel, ya que soy vieja escuela, cual Sofia Ospina de Navarro y en el computador no soy capaz, me acuerdo lo difícil del tema, cosa complicada hacer un strudel y escribir de cocina.
Empecemos con que todo el mundo sabe algo, tiene una opinión, pero no entiende de las mil formas de hacer las cosas, así sea una misma cosa y que las opiniones son como los gustos, como los sabores, así que doy vueltas y vueltas de sartén y no sé de qué escribir, se podría decir que casi todo está inventado y no es una receta lo que quiero escribir, ni trucos para amas de casa inexpertas, ni formulas mágicas de abuelitas, el microondas me habla, y secretos de chef ya no son secretos.
Tampoco quiero pensar en divagaciones antropológicas de quien comía, porque, como, con qué, donde, cuando, crudo, asado, hervido,  recogido, cazado o cultivado, mucho menos salir reganado al  meterme con calorías, grasas y carbohidratos, ya está escrito que comía Al capone y de  Pablo Escobar, frijoles, whisky, chicharrón y caviar, de solo pensar me da indigestión literaria.
Sobre cocina molecular perdí química en octavo así que mejor no hablar, deconstrucción, primero armar, cosa que no hemos hecho, para después desbaratar, cocina fusión, fusión nuclear  mmm ni idea, que barbaridad.
Poemas ya le han escrito al maíz, la morcilla, la empanada y la arepa, no quiero escribir de que me daban chiquito o que preparaba mi abuelita, ni de la invasión en tv de programas de cocina o la moda de estudiar gastronomía, tampoco entrar en polémica si la chunchurria con merlot y el boje con sauvignon.
Un poco tentado sobre para donde va la cocina colombiana, pero me distraje pensando que comieron los mineros chilenos o si Chávez come o no hamburguesas.
Como decía cosa complicada esta de escribir de cocina, más bien me dejo de palabras y voy a la acción, arepa de huevo, ají de suero y jugo de tamarindo envenenado con ron…